Si la República Federal de Alemania fue un aliado crucial de Israel, la República Democrática Alemana (RDA), por otro lado, tomó partido a favor de los palestinos. Este simetría perfecta reflejaba las divisiones de la Guerra Fría. Así, el régimen de la Alemania Oriental era tan ferozmente antisionista como su homólogo Occidental prosionista.
La transposición de este conflicto germano-germánico a Oriente Próximo le debe mucho a la “Doctrina Hallstein”. Ministro de Asuntos Exteriores con el canciller Konrad Adenauer, Walter Hallstein había establecido en 1955 que Alemania Occidental consideraría el reconocimiento de la RDA por un tercer país como un “gesto hostil” susceptible de acarrear sanciones o incluso la ruptura de las relaciones diplomáticas.
Paradójicamente, este principio brindó a los Estados árabes liderados por el Egipto de Nasser de una palanca formidable: ahora podrían amenazar con reconocer diplomáticamente a la RDA para contrarrestar el apoyo alemán a Israel. Este es el motivo que (...)