Calle Broadway, número 50, a pocos metros de Wall Street, un rascacielos como hay tantos en el sur de Manhattan. Esta prestigiosa dirección abriga sociedades de inversión y despachos de abogados mercantilistas. Desde hace unos meses, los nuevos vecinos del piso doce cambiaron un poco la atmósfera del edificio.
“¿Apellido y nombre, profesión, objetivo de la visita?” El joven barbudo con camiseta interroga al periodista levantando apenas los ojos de su ordenador. Se trata del recepcionista de las oficinas del movimiento Occupy Wall Street (Ocupar Wall Street). Sentado todo el día detrás de una mesa, registra las numerosas entradas y salidas cotidianas. A cada visitante se le pone un distintivo numerado, con la sigla de “The Occupied Office”. El nombre confunde: aunque estos locales están efectivamente ocupados, todo es perfectamente legal. Un “generoso donante anónimo” los puso a disposición desde finales del mes de octubre de 2011.
Los locales consisten en algunas (...)