En Estados Unidos, los partidarios de prohibir las cámaras de vigilancia vial están ganando terreno. En la actualidad, los radares automáticos solo se utilizan en nueve de los cincuenta estados. En junio de 2019, Texas se unió a la treintena de estados que prohíben las cámaras que controlan la violación de los semáforos en rojo.
Esta evolución tiene su origen en un fuerte descontento de la ciudadanía. Los estadounidenses de todo el país interpelan a sus representantes electos para quejarse de las multas por infracciones de tráfico. Despotrican en la Radio Pública Nacional, que ha solicitado a un psicólogo que intente explicar esa furia. Se afilian a la Asociación Nacional de Automovilistas, el principal lobby de conductores.
Sus reivindicaciones se basan en una supuesta incapacidad de esas herramientas para desalentar las infracciones –si bien los estudios sobre el tema son contradictorios–, así como en los errores del sistema: las cámaras (...)